14 de octubre de 2007

Y ahora, el césped...

Mejorada la cara del enfermo con los dos triunfos importantes consecutivos en casa (2-0 al Sevilla y 3-0 al Levante) que han llevado al Zaragoza a las puertas de los puestos europeos de nuevo y han mantenido controladas en todo momento las constantes vitales del grupo dentro de sus fuertes episodios de irregularidad en este inicio de campaña, ahora surge otro inconveniente de cara al futuro más inmediato: el césped de La Romareda.
Hacía tiempo que no pasaba, pero en otras épocas fue moneda común por estas fechas de mitad de octubre. Las fiestas pilaristas eran sinónimo de conciertos multitudinarios en el coliseo municipal (para eso es de titularidad político-común de todos los zaragozanos, sea para el uso que sea) y la hierba quedaba para el arrastre con el 'pobre de mí'.
En 2007 ha vuelto a suceder. No un concierto, dos. En apenas 48 horas. Un bis histórico de los locales Héroes del Silencio en fechas 10 y 12 de octubre ha provocado daños visibles de caracter grave en el verde tapiz vegetal sobre el que se juegan los partidos de fútbol del primer equipo aragonés. Y otros invisibles que irán saliendo con el paso de los días.
Total, que vienen días duros para los jardineros encargados de la hierba del estadio. Para sus responsables intelectuales y para los encargados del rastrillo y la azada. ¿Qué hacer? ¿Merece la pena intentar mantener la base de tepes que venía funcionando de maravilla en los últimos meses? ¿Quizá sea más rápido y eficaz ir a la retirada completa del piso y colocar un césped totalmente nuevo?.
Difícil cuestión. Porque no depende solo de una decisión personal o consensuada de quién tenga la potestad de tomarla. Hay otros valores intangibles que pueden echar por tierra cualquier idea preconcebida. Por fortuna, el siguiente partido del Zaragoza es fuera de casa, en Madrid. O sea, que hasta el día 28 (quizá el 27 , si ante el Villarreal se adelantase el partido al sábado) no hay que utilizar La Romareda para jugar un choque de Primera División). Quedan 13 días, con sus 13 noches (que esto siempre da mucha moral, porque parece que es más tiempo aunque al final sea engañarse a sí mismo, una milonga). Y es difícil predecir qué tiempo va a hacer de cinco o seis días en adelante. Es otoño. Y es el momento en el que las temperaturas bajan. Y las lluvias amenazan, con temporales exagerados a causa del cambio climático que tienen a los meteorólogos más a la defensiva que nunca.
¿Favorecerá la climatología? ¿Nos cogerá el toro para final de mes si la meteorología es adversa?
Nadie es capaz de dar una respuesta rotunda, sencillamente porque no se puede. Hay una buena parte de esta maniobra del cambio de césped que está al albur de los imprevistos.
Por no hablar de la calidad de los famosos tepes. ¿Alguien garantiza que los de nueva colocación (vengan de Francia o de Pernambuco) van a arraigar bien, a la primera, y ya no se van a levantar peligrosamente en los primeros lances futbolísticos librados sobre su superficie?
Experiencias para todos los gustos tenemos, no solo en Zaragoza, sino en el resto de estadios españoles. Aquí vinieron hierbas carísimas procedentes del país galo y dieron un resultado nefasto. Como en Barcelona o Valladolid, recuerdo. Grandes chuletas de césped salían despedidas en los siguientes partidos jugados en cada uno de estos campos cada vez que los futbolistas jugaban a ras de suelo.
En fin, que estamos otra vez ante la ruleta de la fortuna alrededor del tapete verde del estadio, destrozado en un uso anormal, ajeno a lo deportivo, a causa de la condición de municipal del vetusto y cada vez más impresentable campo de fútbol zaragozano. ¿Cómo estará la hierba el día del Villarreal? ¿Conseguirán los jardineros rehacer el estado del terreno de juego en breve tiempo o habrá que pagar un peaje negativo por parte del Real Zaragoza en los próximos meses después del programa festivo pilarista?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una vergüenza historica. Lo del uso del campo de futbol para los conciertos de fiestas es una barbaridad en todos los sitios, pero mucho mas en Zaragoza porque el Pilar siempre es con la liga ya empezada. En otras ciudades las fiestas son en verano cuando los equipos estan de vacaciones y aun queda mucho tiempo para arreglar los desperfectos. Aqui no hay posibilidades de reaccionar rapido y podemos tener problemas. Ya ha pasado otras veces. Esperemos que el Zaragoza no sea el pagano de la Heroicidad de los Silenciosos.

Anónimo dijo...

Si el césped está mal ya tenemos la excusa de Víctor Fernández para próximos partidos...

Anónimo dijo...

Bueno, seguro que el césped está listo para entonces, la cuestión es replantarlo y no colocar una nueva "alfombra" porque a corto plazo no toma la raíz con la tierra y se levanta demasiado.
SEguro que los profesionales que se encargan de etso lo hacen de maravilla (salvo en alguna excepción el césped siempre ha estado muy bien cuidado).

Anónimo dijo...

Pues no, ahora resulta que el estadio ha quedado como si hubiera sufrido un borbardeo a gran escala.
Es tiempo de reflexión por parte del Sr. Iglesias y de sopesar si un proyecto de muchos millones de euros puede estar supeditado a estos avatares del inquilinato.
El Español como Uds. saben resolvió problemas similares con la costrucción de un estadio de su propiedad y así se terminó el problema.Por cierto, suscribo lo de Victor y sus excusas
Hay que pensar en cambiar el nombre del equipo por el de Sagrada Familia, por su estado permanente de construcción...