13 de octubre de 2007

Atlético de Madrid y Villarreal, horizontes cercanos

En apenas una semana, en solo siete días, muchas dudas se disiparán en relación al presente y el futuro inmediato del Real Zaragoza en la actual Liga. Son las fechas que van del 21 al 28 de octubre. La semana que viene, justo después de este venerado parón liguero.
El 21, el equipo aragonés juega en Madrid, en el campo del Atlético. El 28, visitará La Romareda el Villarreal. Dos rivales directos en aspiraciones y peleas. Dos termómetros excelentes para valorar las constantes vitales del grupo de Víctor Fernández tras su catastrófico adiós a la UEFA ante el modestísimo Aris Salónica, su vergonzoso partido en el Camp Nou y su dubitativo inicio de temporada. Dos citas seguramente determinantes para saber si el Zaragoza se viene arriba con convencimiento y hace bueno este parón competitivo o si, por el contrario, alarga y hace crónico su estado de dudas e indefinición que le viene caracterizando desde agosto.
Es verdad que el saco de los puntos y la clasificación parcial a mitad de octubre no está mal para los trompicones que se han manifestado en los blanquillos desde la primera jornada oficial de esta campaña. Tener ahora mismo 11 de 21 puntos en el casillero y estar en la 8ª plaza, igualado a puntos con el 6º clasificado suena a positivo de acuerdo al juego desplegado por el equipo.
Pero, es evidente, no debería dar un solo resquicio para presumir, para hacer bandera de lo logrado. Una cosa es que sea más de lo merecido, y otra que sea suficiente para las espectativas generadas por este proyecto agapitista y victorfernandista.
La derrota de Murcia ya no tiene solución y son tres puntos inalcanzables por los siglos de los siglos. Como los dos que volaron con el empate del Racing en La Romareda. O los dos que se quedaron por sumar en San Mamés frente al embarullado Athletic. Es verdad que, de lo ocurrido en Barcelona, el balance de puntos obtenidos fue lo único previsible y aceptable. Perder en el Camp Nou era lo normal, y fue lo que sucedió, luego por ahí no hubo ninguna fuga de puntos en el balance de contabilidad estimado al inicio del año deportivo.
De lo positivo, se cumplió con parroquia ganando a Osasuna (como se pudo), Levante y, de forma sorprendente y afortunadísima (visto cómo fue el partido), al Sevilla. O sea, que por ahora, la evaluación del equipo es borrosa, difícil de plasmar en una calificación, complicada de expresar. Ahora bien, es fácil convenir (propios y extraños) que todo está por debajo de lo deseado y de lo conveniente. Faltan al menos tres o cuatro puntos que tendrían que haber estado en propiedad en este benévolo arranque del calendario.
Por eso, Atlético y Villarreal van a significar mucho en la aclaración de objetivos a cortísimo plazo. Los dos estan por delante del Zaragoza desde el principio de temporada (el Atlético, ahora mismo, con los mismos 11 puntos). Ambos han cumplido en la UEFA y se han metido en la fase de grupos (lo contrario que nosotros, lamentablemente para el equipo zaragocista y todos sus seguidores). Como dijo Ayala a principios de semana, "estos dos partidos nos van a colocar en nuestro sitio". Seguro que sí.
Si el partido del Levante vino como anillo al dedo a un grupo deprimido tras el batacazo letal ante el Aris Salónica 3 días antes en La Romareda (los valencianos, últimos clasificados y sumidos en una crisis brutal fueron víctimas propiciatorias para ganar un partido necesario y sumar una victoria balsámica para el zaragocismo), este par de choque seguidos ante Atleti y Villarreal también deben ejercer el papel de plataformas de lanzamiento hacia la cabeza para el equipo de Víctor.
Dos triunfos serían magníficos. Parchearían de una tacada todo lo negativo que ha acaecido desde el verano. En un nivel menor, lograr 4 puntos tampoco sería mala cosa. Apuntalaría la progresión en la clasificación, esta vez frente a rivales cualificados de esos que dan prestigio a cada punto logrado ante ellos. Quedarse a mitad, es decir, sumar 3 de los 6 puntos, sin ser nada malo, no acabaría de romper la trayectoria indefinida del equipo de Fernández. Y, por supuesto, todo lo que sea sumar menos de esa cifra, ejercerá de freno de mano (quizá hidráulico) para las ilusiones de todo el mundo en los alrededores de La Romareda.
Con las ganas que todos tenemos de contar victorias, de presumir de equipo, de sentirnos orgullosos del Zaragoza por sus resultados y su buen juego, empieza a ser hora de ver algún síntoma de cierta categoría que nos dé una señal de vida entre la plantilla. Es el momento. Seguir alimentando lo gris oscuro, acabará en oscuridad. El hora de variar el tono del horizonte e ir añadiendo tonalidades claras y alegres al ambiente zaragocista.
Atlético de Madrid y Villarreal, son pues dos excepcionales pruebas control para el Zaragoza de Víctor. Para ver si los Aimar, Ayala, Diego Milito, D'Alessandro, Diogo, Luccin... o sea, más de medio equipo base, alcanzan un nivel de juego mínimamente sostenible y aceptable por la ansiosa hinchada zaragocista. Lo veremos. Y lo contaremos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que se aten los machos el Victor y nuestros jugadores. Ahí los queremos ver. Ya no habrá más levantes, ni racingues, ni murcias, ni bilbaos, ni osasunas seguidos. Ahora vienen partidos de verdad. Ganas tenemos de ver que pasa. Igual con estos rivales de categoria se crecen. En un mes vamos a saber seguro a que aspiramos este año en la liga.

Anónimo dijo...

Hasta ahora , este Zaragoza de nuestros amores no ha realizado ni un solo partido de gran solvencia en su incierto y errático andar por la liga y UEFA. Ni en mis mejores sueños, veo al Zaragoza triunfante ante el Atlético y con muchos apuros y gran incertidumbre le veo victorioso ante el Villarreal (con un posible empate como resultado más que probable).
Nunca debe uno tirarse a la piscina pues uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras pero mi confianza ante el aturdido, veleidoso, inconsistente, Victor Fernandez, que goza de todo mi respeto como persona pero de muy poco como profesional del fútbol, perfecto comentarista televisivo, vivaz en la palabra, alegre en el morfema y el lexema y aturdido e inoperante en los esquemas futbolísticos.
Amén

Anónimo dijo...

Cuadrilla pesimistas!!!