Escena de "La aventura del Poseidón". El transantlántico, volcado indefectiblemente por la fuerza de una ola de más de 30 metros en mitad del Mediterráneo se ha invertido. El techo es ahora el suelo y viceversa. El agua lleva entrando varias horas por las múltiples vías que se han abierto tras el letal accidente causado por un maremoto. Varios pasajeros están atrapados y aturdidos por el brutal impacto que ha puesto al barco totalmente al revés. El agua va subiendo poco a poco de nivel en la parte inferior del interior del casco. El plano enfoca a una de las protagonistas que, inmóvil de pies para abajo, observa histéricamente como el ras ya le supera la barbilla. En apenas unos minutos el agua le entrará en la boca. Quienes intentan ayudarla, son incapaces de soltarla del atolladero en el que se halla atrapada bajo el nivel del agua marina que cubre todo un gran salón. Y, si no lo logran, la malherida tendrá una muerte segura, en el momento en el que el agua alcance la altura de su nariz. Son varios minutos de suspense, de desasosiego para el espectador, para quien observa y vive este oscarizado largometraje (1972) desde su butaca o sofá. Es una de esas escenas que a uno se le quedaron grabadas para siempre desde niño cuando vio esta joya del cine de catástrofes.
Algo así está viviendo el Real Zaragoza desde hace muchos días. Y, con él, todos los que, desde fuera del campo, están intentando tirar del equipo hacia afuera del ahogamiento que, milímetro a milímetro, anuncia su desenlace por la próximidad fatal de la falta de oxígeno a las vías respiratorias del cuadro blanquillo. Hace muchos meses que la ola gigante volteó a este proyecto, aunque a muchos les costase darse cuenta de la gravedad del accidente de temporada que se estaba produciendo. A los pasajeros del Poseidón también les pilló de improviso el vuelco de su lujoso barco, en plena celebración de la Nochevieja, borrachos de felicidad en un viaje de lujo que advertía experiencias selectas para los ricos y nuevos ricos que en el buque viajaban. No se enteraron de lo que realmente pasó hasta que ya era muy tarde para la inmensa mayoría de ellos. El capitán hizo sonar las sirenas de alarma cuando advirtió el maremoto, pero la gente confundió el aviso con la celebración de la llegada del nuevo año.
Ahora, los verdaderos protagonistas de la historia de supervivencia del Real Zaragoza están siendo los seguidores, los abonados, los forofos que, como siempre, acuden incondicionalmente y se sacrifican por envolver al equipo con el mejor de los ambientes a ver si, así, consigue ganar los puntos que durante todo el año se ha dejado por el camino de forma lamentable ante la complacencia de muchos invidentes de la ola que venía. Esos protagonistas ajenos al puente de mando, ajenos a la tripulación de lujo del paquebote que, en centenares, viaja, grita, llora, siente los colores como nadie.
El problema es que ellos no marcan goles. Ni los salvan. Solo pueden cantar, animar, estar presentes. Incluso cuando hasta hace mes y medio han estado en un segundo plano por la prepotencia de los mandos, por encima del bien y del mal a pesar de que el barco se les hundía entre las manos por su mala administración.
En el Poseidón, hay unos pocos supervivientes al final del largometraje. El barco se hunde, pero no todo desaparece con él. Al fondo del mar se va uno de los barcos más lujosos de la historia (historia muy parecida a la del Titanic), pero hay vida tras el naufragio. Poca, pero la hay. In extremis, es posible realizar un mínimo rescate. Amén.
29 de abril de 2008
Sube el nivel del agua
Publicado por Paco Giménez a las 23:58
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1 comentario:
Todo el mundo tiene derecho a equivocarse Paco, otra cosa es equivocarse reiteradamente y con un montón de dinero puesto en juego, como si de una ruleta se tratara. Equivocarse forma parte de la condición humana, pero hay un refrán castizo que dice..."Zapatero a tus zapatos", es decir, cada uno a lo suyo para no llegar al famoso y temido umbral de incompetencia como le ha pasado a Bandrés, Iglesias, Pardeza y sobre todo Herrera.
Ese es el gran error de este equipo apodado "el proyecto". Todo lo demás han sido disparates.Desde Octubre estoy escribiendo en este blog con el nombre de Victor incidiendo una y otra vez al respecto. Me parecia todo un despropósito. Ahora no quiero ni es momento de reincidir. Con suerte tendremos tiempo para ello, pero lo que sí quiero decir es que o se cortan si sobrevivimos, más cabezas que Robespierre o que pague por ver al Zaragoza Rita la Cantadora. Todaduras de pelo las de este año son más que suficientes para toda una vida.
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